jueves, 16 de febrero de 2017

A UN REPUGNANTE TROLL (De Aristóteles, Fernando de Ita y banquetas afiladas)

Creo que no entendiste nada sobre lo que dije de Aristóteles y de por qué me parece ridículo que lo usen de comodín para cualquier discusión sobre el sentido del drama. Repugnante troll: tus comentarios, anónimos, no merecen respuesta, me detengo contigo porque pienso que en mi texto pasé de largo algunas ideas y espero que responderte les sirva también a otros. Trato de ser preciso, a ver si queda claro:

Aristóteles no era infalible. Se equivoca mucho. Si la ciencia fuera tan estúpida como nuestros teatreros, todavía pensaríamos que dos cuerpos caen a diferente velocidad en proporción a su peso. Eso lo dijo Aristóteles. En este siglo, los únicos que creen que una bola de boliche cae miles de veces más rápido que una canica, son nuestros teatreros. También creen que la mejor definición del personaje es “el que ejecuta las acciones”. Así son ellos.

Aristóteles tiene como referencia las obras de su lugar y tiempo. De ellos, incluso no toma todo. Por ejemplo: poco sabemos sobre lo que fue el teatro de calle en Grecia. Lo que sí sabemos, es que tuvo una importancia, por lo menos una presencia, mayor que la misma tragedia. Pero vamos al punto: sostener cualquier argumento sobre el drama, en estos tiempos, citando a Aristóteles, es como intentar llegar a la luna en un trirreme. Son dos mil quinientos años, dos mil quinientos años de evolución del drama. No mames.

Concediendo lo inconcedible, ni siquiera sabes bien qué dijo Aristóteles. La mayor parte de las citas y verdades torales que se le atribuyen sobre el drama, vienen de traducciones a modo que se dieron con el tiempo para justificar posturas de una época. Es decir, aun cuando no creyeras en mis dos primeros argumentos, antes de citar la Poética, deberías revisar si realmente estás citando la Poética.

Este asunto es menor, pero no quiero dejarlo pasar. La Poética no es un tratado, la mayoría de los críticos coinciden en que es una colección de apuntes para clase. Por eso está tan desordenada, por eso hay ideas que pasa de largo y otras en las que se entretiene sin sentido, por eso, hasta en la mejor traducción, siempre encontrarás que hay ideas que no amarran con las otras.

Ya todo lo del personaje no voy a repetirlo ni desglosarlo ahora. Solo debe quedarte claro que si lees bien el texto original, el que llegó a nosotros, si lo lees con cuidado e inteligencia, encontrarás que el concepto de personaje todavía no está cuajado en la Poética. El concepto de personaje irá tomando forma durante todos estos siglos. Por decirlo de manera simplona: Aristóteles nunca habló del personaje, tiene ideas que son importantes para su configuración, pero no lo ve. No lo alcanza a reconocer o no le interesa.

En cuanto a lo demás, te doy algo de razón: Fernando de Ita siempre ha hablado bien de mí por cariño. Creo que también por respeto, pero, sobre todo, por cariño. Pretender que eso le quite méritos es estúpido e infame de tu parte, en tal caso a quien le quitará méritos es a mí, pues buena parte de mi fama se la debo a sus estridentes pregones. Tal vea no lo sepas, y si lo sabes, por infame prefieres ignorarlo, pero no existe nadie en este país que pueda hablar con tanta autoridad del teatro como Fernando de Ita. No solo es un decano de nuestro periodismo cultural. Fernando de Ita ha recorrido la legua, ha visto el teatro que se hace en absolutamente toda la provincia de nuestra República Teatral. Eso ha sido por décadas y nadie más lo ha hecho. Nadie en nuestro país, además, ha visto tanto teatro del mundo y lo ha discutido de manera feroz con sus creadores. Además, durante años, he sido testigo de su disposición para pelear por los derechos y la dignidad de nuestros teatreros. Cualquier teatrero en este país que se topa contra el desdén y el abuso de las instituciones, al primero que busca es a Fernando de Ita. Eso lo saben todos. Comparar a Fernando de Ita, no solo es infame, te muestra desinformado. En resumen, no solo yo le debo mucho a Fernando de Ita: todos los teatreros en este país, nuestro mismo teatro, le debemos mucho a Fernando de Ita. El teatro en México hoy sería una cosa muy diferente, muy menor, si no fuera por de Ita.

Nunca borro mensajes, aunque sean anónimos, aunque sean soeces, como el tuyo. Este lo borré no por lo que digas de mí, lo borré porque eres infame con gente que quiero y respeto. Conmigo, lo que quieras, con mi gente, no te metas. Ni tú ni nadie.


Y para terminar: te respondí con toda decencia, pero cuando sepa quién eres, ten la seguridad de que te voy a embarrar el hocico contra la banqueta hasta dejarte sin dientes. Baboso.

2 comentarios:

  1. Apreciado Luis Enrique: me sugierieron investigar sobre tí y tu trabajo teatral. Voy empezando, pero ya te digo que eres la onda. Gracias por compartir.

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